La Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) reveló a principios de este
mes que ya contaba con estudios de ingeniería y diseño del nuevo aeropuerto
para Bogotá, que ha sido llamado por el momento "El Dorado II". Este
aeropuerto, que estaría ubicado entre los municipios de Madrid y Facatativá,
costaría alrededor de 3,5 billones de pesos.
Lo que tal vez no está tan claro es si este aeropuerto es una verdadera
necesidad o si su localización va a traer un beneficio significativo a las
operaciones aéreas del país o la región. Asumiendo que sí se necesita, ya la ATAC (Asociación de Transporte Aéreo de Colombia)
advirtió sobre la inviabilidad del proyecto. Un solo aeropuerto – en lugar de
dos – trae muchas ventajas para los pasajeros que necesitan hacer conexiones
hacia otros destinos, tal como sucede hoy en día en El Dorado. Con dos aeropuertos
y operaciones repartidas, estas eficiencias se pierden y puede que resulte más
costoso -en términos de tiempo y dinero- hacer las conexiones que se hacen hoy.
¿El aeropuerto de Bogotá está realmente colapsado? En 2017 pasaron casi
31 millones de pasajeros por el aeropuerto de la capital, y hubo 322 miloperaciones aéreas. Estos impresionantes números que sitúan a El Dorado dentro
de los más importantes en la región, no parecen gran cosa si se comparan con datos
de otros aeropuertos similares. Por ejemplo, con dos pistas de igual tamaño a
las de Bogotá, el aeropuerto Heathrow de Londres movilizó a más de 78 millonesde pasajeros en 476 mil operaciones aéreas en 2017, lo que lo convierte en el
aeropuerto más importante de Europa, y seguramente uno de los más eficientes
del mundo.
El Dorado todavía tiene espacio para crecer y explotar eficiencias. Si
se desplazan las operaciones de la aviación militar y la aviación civil privada
a otros lugares como la Base Aérea de Madrid y/o el Aeropuerto de Guaymaral, a
la vez que se construyen más posiciones para aviones y espacio para el manejo
de pasajeros, el aeropuerto capitalino todavía tendría mucho más para ofrecer y
seguir creciendo. Incluso para un futuro se puede pensar en la construcción de
una tercera pista y el mejoramiento de los sistemas de aproximación y control
de tráfico aéreo.
Aun
así, si se llegara a materializar El Dorado II en tiempo y forma (lamentablemente
cabe la duda viendo lo sucedido con el Aeropuerto del Café), difícilmente se
superarán las limitaciones operacionales causadas por la elevada altura y la
climatología adversa de la sabana de Bogotá. Los beneficios, entonces, parecen
pocos a cambio de la inutilización de algunas de las mejores tierras del país y
la posible compra de terrenos sobrevalorados a esos “aviones” que siempre se
anticipan con la información privilegiada.